Espiritualismo
filosófico
El
espiritualismo filosófico hace referencia a un sistema de filosofía que
defiende la esencia espiritual y la inmortalidad del alma, surgiendo como
respuesta al positivismo.
La
identidad sustancial de filosofía y ciencia, que es la consigna del
positivismo, ha puesto en crisis, a partir de la mitad del siglo XIX, el mismo
concepto de filosofía. En virtud de dicha identidad, la filosofía no tiene nada
que hacer si prescinde de los conocimientos positivos que le ofrecen la ciencia
y los problemas que derivan de tales conocimientos. La metafísica tradicional,
con su teología, su cosmología y su psicología, fundadas en nociones y
procedimientos inconfrontables con los objetos y procedimientos de la ciencia,
parecía definitivamente puesta fuera de juego y suplantada por otras tantas
disciplinas positivas. Siendo esto así, la investigación directa para buscar o
justificar aspectos o determinaciones ignoradas o excluidas por la
investigación positiva, como el finalismo de la naturaleza, la libertad de la
Voluntad humana en la historia, los fines o los valores trascendentales propios
de la esfera moral o religiosa, parecía que no podía efectuarse sino
dirigiéndose a otras vías de acceso a la realidad, a otros instrumentos
considerados como más eficaces para esta finalidad y, por tanto, más propios de
una filosofía que quisiera distinguirse de la ciencia y reivindicar, a su vez,
la propia autonomía con respecto a otras disciplinas.
En esta
dirección, el espiritualismo constituye la primera reacción frente al
positivismo: una reacción sugerida por intereses preferentemente religiosos o
morales y encaminada a utilizar, para el trabajo filosófico, un instrumento
completamente descuidado por el positivismo: la auscultación interior o
conciencia.
El
espiritualismo tuvo un desarrollo particularmente intenso en Francia, tomando
como base una especie de síntesis entre el cogito de Descartes y las
"raisons du coeur" de Blaise Pascal. Son representantes del
espiritualismo francés Maine de Biran, Victor Cousin, Félix Ravaisson, Louis
Lavelle y René Le Senne, y pueden considerarse próximos también a esta
corriente autores como Henri Bergson y Maurice Blondel.
En
Italia, el principal representante de la filosofía espiritualista es Michele
Federico Sciacca, inicialmente discípulo de Giovanni Gentile y de Antonio
Aliotta, pero tras su conversión al catolicismo es un autor fuertemente
influenciado por la línea de pensamiento de Platón, San Agustín y Antonio
Rosmini, con algunos elementos tomados de Tomás de Aquino. Sciacca denomina a
su filosofía "idealismo objetivo trascendental".
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