terça-feira, 14 de dezembro de 2021

El español y sus grupos dialectales en España



La lengua es una de las capacidades humanas sobre la que hay más tópicos falsos. El primero de ellos podría ser el de que los dialectos son formas corrompidas, desgajadas, separadas, diferenciadas, de la lengua, la variedad de prestigio, la normativa.
Nada más lejos de la realidad. La norma, el ideal de lengua artificial que solo sirve de referente a todos los hablantes de un mismo sistema, se habla en muy extrañas situaciones. En ellas, normalmente, los hablantes incurren en faltas a esta por desconocimiento.
 
Esa norma se crea fundamentándose con base en los dialectos, que es lo que la gente habla de verdad. Es decir, nadie, absolutamente nadie en la tierra, habla ninguna lengua normativa. Siempre hablamos un dialecto, o habla de la zona en la que nacemos o vivimos, la lengua oral.

Esto va unido también a la concepción de que hay zonas en las que se habla “mejor” que en otras. Es completamente falso. La zona, o lo que nos incumbe, el dialecto, no marca en absoluto la «calidad» del habla.

No hay ni una sola variedad lingüística que sea más correcta que otra, todas cumplen su función perfectamente: la comunicación.

La expansión geográfica del español

De hecho, es importante saber que la lengua normativa no es más que una variedad creada a partir de otra con especial suerte: la lengua de la zona dominante y la variedad de esa zona que hablaba la élite social. No existe ningún motivo lingüístico para que la norma sea la que es, sino social y, con el tiempo, tradicional y estético.

El español o castellano nació en Castilla, por lo que no es difícil averiguar por qué el habla de esta región española, que corresponde más o menos al norte del centro español, es la más históricamente prestigiosa.

Tras expandirse por la Península, viajó a algunas ciudades de la costa norteafricana y a las islas Canarias. De ahí dio el salto a América, después Filipinas y, siglos más tarde, algunos enclaves de la costa africana occidental, principalmente el Sáhara Occidental y Guinea Ecuatorial. A día de hoy los países con más hablantes de español están en América.

El español del norte de la Península Ibérica

El español tiene infinidad de dialectos o hablas diferentes. Algunas de ellas se pueden subdividir en muchas otras, y no todos los especialistas están de acuerdo o coinciden en su división.

Además, hay que recordar que el habla no varía solo geográficamente, también socialmente y según el registro. Por lo tanto, lo que aquí leas sobre el español de tu zona puede no coincidir con tu forma de hablar. La lingüística, como cualquier otra ciencia, tiene dificultades para encontrar realidades incontestables.

Lingüísticamente, podemos considerar el norte de España desde Madrid hacia arriba. Por supuesto, hay muchas diferencias de una región a otra. Algo que todas las variedades tienen en común en la distinción entre el sonido de la letra <s> y el de la <z, ce, ci>.

El sonido de la <s> en esta zona de España es peculiar. Se pronuncia ápico-alveolar, es decir, poniendo la punta de la lengua en los alveolos, en la parte superior de los dientes superiores.

Es una rareza, solo compartida con el gallego, el catalán y algunas lenguas galoitalianas. Es también la de las hablas meridionales excepto el andaluz.

El español en Galicia

Es famoso el fenómeno de la geada, que consiste en pronunciar la /g/ oclusiva velar sonora (la de gato) como una oclusiva velar sorda (como la /j/ de jamón).

Este fenómeno tiene origen en el propio castellano. El gallego fue durante siglos una lengua desprestigiada, de gente rural (por desgracia, aún queda algo de ese estigma).

Así, los hablantes introdujeron este sonido, castellano y ajeno a su lengua, para castellanizar su habla y librarse de esa connotación socialmente negativa. El préstamo fonético del castellano pasó al gallego y de este volvió a pasar al español en palabras donde no le correspondía. Así, gato > jato.

El español en Asturias

Como en Galicia, el español de Asturias tiene influencia de la lengua autóctona: el asturleonés. Así, algunos hablantes, sobre todo mayores, no pronuncian el sonido fricativo velar sordo de la <j, ge, gi>, y pronuncian un sonido fricativo palatal sordo (como la <sh> del inglés).

El plural de las palabras femeninas no se hace en -as sino en -es, como en la lengua asturiana. Así, las lanchas > les lanches (pero la lancha, en singular).

Hay tendencia a colocar el pronombre en situación postclítica, es decir, detrás del verbo, cuando normativamente iría delante: fuime, comiolo, recójote.

El español en Cantabria y Castilla y León

El fenómeno más característico de esta zona central y noroccidental de la península es el laísmo. Esto es, la sustitución del pronombre de complemento indirecto femenino le por la. Por ejemplo la dije, en vez de le dije, las regalé un libro en vez de les regalé un libro.

Es típico de la Castilla y León rural la pronunciación del dígrafo <ll> con su valor original, lateral aproximante, hoy prácticamente perdido. Es el sonido de la grafía francesa <ill> o la <lh> portuguesa. Para hacernos una idea, suena casi como <li>. Lluvia se pronunciaría algo así como liuvia.

El español en Cataluña, Valencia y Baleares

El español de esta zona tiene una clara influencia de la lengua catalana-valenciana. Así, las oclusivas sonoras a final de palabra suenan como sordas: pub>pup, Madrid>Madrit.

El fonema /l/ se pronuncia velar, como en portugués, más atrasada en la cavidad bucal y cercana a una /u/. La vocal /a/ puede sonar cerrada en algunos puntos de Cataluña y Baleares.

Gramaticalmente, se usa mucho más el futuro simple que en el resto de la península, donde su uso es casi exclusivo para hipótesis. En estas zonas, por influencia de la lengua catalana-valenciana, sí se usa como acción futura con mucho más frecuencia.

El español en el País Vasco y Navarra

En el País Vasco y Navarra destaca el menor uso de los pronombres respecto a otras zonas de la península.

Ya se lo comió > ya lo comió

El diminutivo suele formarse, normalmente, en <-ico/a>.

Es divertido para el resto de hablantes de español el uso típico que se hace del artículo antes de papá/mamá. El papá y la mamá.

El español en el sur de la Península Ibérica

En este vamos a intentar explicar las peculiaridades de los dialectos del sur: castellano-manchego, extremeño, andaluz, murciano y canario.


El extremeño

Si colocamos en dos extremos las variedades de Castilla y las andaluzas, vemos claramente que en medio encontramos, tanto geográfica como lingüísticamente, dos variedades: el extremeño y el castellano-manchego.

El extremeño estaría más cerca del andaluz, y el castellano-manchego más cerca de las variedades del norte (aunque, claramente, no forma parte de ellas).

El extremeño pierde completamente las consonantes finales, sobre todo la -s en todas las posiciones, pero también la -r de los infinitivos o la -l.

Aparte de tener su vocabulario propio, como todas las demás áreas, un aspecto muy llamativo del extremeño (o castúo, término que se ha hecho popular en los últimos años) es el cambio de entonación en las oraciones interrogativas en la zona central de la provincia de Badajoz, incluyendo las capitales de la provincia y la autonómica: Mérida.

En español, como en todas las lenguas romances y en la gran mayoría de lenguas indoeuropeas, las interrogativas están marcadas por una subida del tono en la parte final. Así, en ¿Quieres café?, el tono asciende en la palabra café.

En la zona referida el tono no solo sube, sino que también alarga la última sílaba. Algo así como ¿quieres caféé?. No conozco ninguna otra zona del español que lo haga, es una exclusividad de la provincia extremeña de Badajoz.

El castellano-manchego

En la zona dialectal castellano-manchega se incluyen la zona de La Mancha (Guadalajara no forma parte ni de esta zona lingüística ni de La Mancha geográfica) y la mayor parte de la provincia de Madrid.

El andaluz y murciano

Voy a hacer una división poco académica pero que nos servirá para ahorrar espacio: andaluz occidental y andaluz oriental/murciano.

En estas tres hablas: andaluz occidental, oriental y murciano, la pérdida de la -s es total e influye de alguna manera en las consonantes que la siguen.

En andaluz occidental, se produce una lenición (debilitamiento), en andaluz oriental se produce una geminación (duplicación). Así, por ejemplo, en la secuencia los barcos, un andaluz occidental pronunciaría algo pareciado a loh farco y uno oriental lobbarco.

Se pierden todas las consonantes en posición implosiva, esto es, a final de sílaba. Todas.

En Andalucía occidental se usa el pronombre “ustedes” con la segunda persona del plural de los verbos: ustedes coméis.

Un gran mérito del oriental y del murciano es haber desarrollado una marca distintiva y única en todo el español para el plural.



Así, el andaluz occidental marca el plural exclusivamente por el artículo (que lleva aspiración o no), pero en Córdoba, Jaén, Granada, Almería y Murcia se abre la vocal. Esas hablas tienen, para algunos, hasta diez vocales, las cinco del español estándar más sus variedades abiertas. Estas últimas se usan para distinguir el plural y para diferenciar las segunda y la tercera personas del singular en presente de indicativo.



El seseo y el ceceo en España

El seseo, rasgo geneal del español (lo raro es la distinción <s/z>, exclusiva del español peninsular, o sea, absolutamente minoritario en el idioma), nació en Andalucía occidental, en un núcleo entre las ciudades de Cádiz, Sevilla y Córdoba.

i dividimos Andalucía en tres franjas de norte a sur, teóricamente el norte distingue entre <s/z>, la zona central sesea y la sureña cecea, pero la realidad es que en cualquier parte es posible encontrar las tres cosas, aunque en algunas sea más habitual algún rasgo concreto.

Se calcula que el 35% de la población andaluza distingue (en aumento), otro 35% sesea (en disminución lenta) y un 30% cecea (en disminución considerable).

Por esto, el andaluz es la variedad puente entre el español europeo (España, Guinea) y el atlántico (Canarias y América).

El canario

El canario es, de hecho, un habla ya considerada atlántica (aunque hay quien introduce un tercer tipo de español llamado africano, en el que estarían este y el guineano. Para mí, no tiene mucha lógica ya que estas dos hablas no tienen rasgos comunes suficientes para su agrupación).

El seseo es total, aunque hay algunos reductos ínfimos de distinción e incluso de ceceo. El uso de vosotros y su forma verbal está tradicionalmente perdido aunque en los últimos años se aprecia una revitalización. La pérdida de la -s implosiva es total y se mantiene, a diferencia de las hablas sureñas peninsulares, la aspiración incluso en posición final total. Es decir, frente a un andaluz los barcos>loh barco, un canario loh barcoh.

¿Hablas progresistas o innovadoras?

Las hablas meriodionales de España aportan una gran variedad y soluciones diferentes en la evolución del idioma que vino del norte. En un exceso de chovinismo, algunos las han catalogado como progresistas frente al norte conservador, “el español del futuro”.

Si bien es cierto que algunos rasgos, como la pérdida de la -s implosiva, avanza imparable hacia el norte, otros, como la aspiración de la h- inicial (humo pronunciado como jumo) es un rasgo conservador que se perdió en las hablas septentrionales hace siglos.

Las hablas del norte, por su parte, también aportan al español general que está por venir, como por ejemplo la confusión de los pronombres (laísmo, leísmo, loísmo), que, todo parece indicar, está en lenta pero firme expansión.




quarta-feira, 8 de dezembro de 2021

Texto de apoyo VI/ Orígenes del Tarot


 

Las primeras referencias al tarot aparecen en el siglo XV en Italia. La baraja más antigua es el tarot del duque de Milán, Filippo María Visconti (1412-1447), hoy día en la Biblioteca de la Universidad Yale.​ Es conocida actualmente como la baraja Visconti-Sforza, posiblemente para celebrar el casamiento de su hija Bianca Maria con su sucesor el futuro duque Francisco I Sforza. De acuerdo al historiador italiano Giordano Berti, algunas imágenes del tarot de Filippo María Visconti son iguales a las de otra baraja diseñada por el duque en 1415: el juego Los XVI Héroes.

En estudios realizados por ocultistas de los siglos XVIII y XIX, como Antoine Court de Gebelin, Eliphas Levi y el doctor Gérard Encausse (Papus), se intenta demostrar la conexión existente entre el tarot y la cábala, así como con el simbolismo egipcio.

Según plantean los investigadores Daniel Rodes y Encarna Sánchez, el origen del tarot habría que buscarlo entre los cátaros medievales y la cultura occitana, cuya filosofía encaja perfectamente en la idea básica del juego de tarot.​

Así, la presencia de una papisa, la importancia de los personajes femeninos y claras referencias a un cristianismo distinto al de la ortodoxia romana harían pensar en un uso original del tarot como una transmisión de un conocimiento filosófico, si bien con el paso del tiempo pasarían a ser usadas como un sistema adivinatorio. Pero la papisa fue, en realidad, un símbolo de la fe cristiana, como demuestran numerosas obras de arte de la Edad Media.

Otros autores afirman que los gitanos, en su deambular por los países europeos, promovieron el tarot como un sistema adivinatorio. Hay, de hecho, quien sostiene que el tarot logró sobrevivir a la Inquisición, ya que los gitanos no representaban objetivos prioritarios de la jurisdicción inquisitorial, por los que ellos, sus conocidas prácticas esotéricas y sus efectos personales consiguieron zafarse de la persecución y la hoguera y llegar hasta nuestros días. Pero es cierto que los gitanos llegaron a Europa cuando el tarot era ya conocido. Por otra parte, el tarot se juega en Italia desde el siglo XV, y en el siglo siguiente se propagó en muchas regiones de Europa: en primer lugar Francia, después Suiza, Bélgica, Alemania y Austria. La adivinación con el tarot aparece con seguridad en Italia y Francia en el siglo XVIII.​

Texto de apoyo V/ Espiritualismo Filosófico

 


Espiritualismo filosófico

El espiritualismo filosófico hace referencia a un sistema de filosofía que defiende la esencia espiritual y la inmortalidad del alma, surgiendo como respuesta al positivismo.

La identidad sustancial de filosofía y ciencia, que es la consigna del positivismo, ha puesto en crisis, a partir de la mitad del siglo XIX, el mismo concepto de filosofía. En virtud de dicha identidad, la filosofía no tiene nada que hacer si prescinde de los conocimientos positivos que le ofrecen la ciencia y los problemas que derivan de tales conocimientos. La metafísica tradicional, con su teología, su cosmología y su psicología, fundadas en nociones y procedimientos inconfrontables con los objetos y procedimientos de la ciencia, parecía definitivamente puesta fuera de juego y suplantada por otras tantas disciplinas positivas. Siendo esto así, la investigación directa para buscar o justificar aspectos o determinaciones ignoradas o excluidas por la investigación positiva, como el finalismo de la naturaleza, la libertad de la Voluntad humana en la historia, los fines o los valores trascendentales propios de la esfera moral o religiosa, parecía que no podía efectuarse sino dirigiéndose a otras vías de acceso a la realidad, a otros instrumentos considerados como más eficaces para esta finalidad y, por tanto, más propios de una filosofía que quisiera distinguirse de la ciencia y reivindicar, a su vez, la propia autonomía con respecto a otras disciplinas.

En esta dirección, el espiritualismo constituye la primera reacción frente al positivismo: una reacción sugerida por intereses preferentemente religiosos o morales y encaminada a utilizar, para el trabajo filosófico, un instrumento completamente descuidado por el positivismo: la auscultación interior o conciencia.

El espiritualismo tuvo un desarrollo particularmente intenso en Francia, tomando como base una especie de síntesis entre el cogito de Descartes y las "raisons du coeur" de Blaise Pascal. Son representantes del espiritualismo francés Maine de Biran, Victor Cousin, Félix Ravaisson, Louis Lavelle y René Le Senne, y pueden considerarse próximos también a esta corriente autores como Henri Bergson y Maurice Blondel.

En Italia, el principal representante de la filosofía espiritualista es Michele Federico Sciacca, inicialmente discípulo de Giovanni Gentile y de Antonio Aliotta, pero tras su conversión al catolicismo es un autor fuertemente influenciado por la línea de pensamiento de Platón, San Agustín y Antonio Rosmini, con algunos elementos tomados de Tomás de Aquino. Sciacca denomina a su filosofía "idealismo objetivo trascendental".

 

Texto de apoyo IV/ La historia del Tango

 



El tango es un género musical y una danza, característica de la región del Río de la Plata y su zona de influencia, pero principalmente de las ciudades de Buenos Aires (en Argentina) y Montevideo (en Uruguay). El escritor Ernesto Sabato destacó la condición de "híbrido" del tango. El poeta Eduardo Giorlandini destaca sus raíces afrorrioplatenses, con la cultura gauchesca, hispana, africana, italiana y la enorme diversidad étnica de la gran ola inmigratoria llegada principalmente de Europa.​ La investigadora Beatriz Crisorio dice que "el tango es deudor de aportes multiétnicos, gracias a nuestro pasado colonial (indígena, africano y criollo) y al sucesivo aporte inmigratorio".​ Desde entonces se ha mantenido como uno de los géneros musicales cuya presencia se ha vuelto familiar en todo el mundo, así como uno de los más conocidos.​

Distintas investigaciones señalan seis estilos musicales principales que dejaron su impronta en el tango: el tango andaluz, la habanera cubana, el candombe, la milonga, la mazurca y la polka europea.

El tango revolucionó el baile popular introduciendo una danza sensual con pareja abrazada que propone una profunda relación emocional de cada persona con su propio cuerpo y de los cuerpos de los bailarines entre sí. Refiriéndose a esa relación, Enrique Santos Discépolo, uno de sus máximos poetas, definió al tango como «un pensamiento triste que se baila».

Musicalmente suele tener forma binaria (tema y estribillo) o ternaria (dos partes a las que se agrega un trío). Su interpretación puede llevarse a cabo mediante una amplia variedad de formaciones instrumentales, con una preponderancia clásica de la orquesta y del sexteto de dos bandoneones, dos violines, piano y contrabajo. Sin ser excluyente, el bandoneón ocupa un lugar central.

Muchas de las letras de sus canciones están escritas en un argot local rioplatense llamado lunfardo y suelen expresar las emociones y tristezas que sienten los hombres y las mujeres de pueblo, especialmente «en las cosas del amor».

El 30 de septiembre de 2009, a petición de las ciudades de Buenos Aires y Montevideo, la Unesco lo declaró Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad (PCI).

 

 


Texto de apoyo III/ Historia de la Encuadernación

 


La palabra encuadernación proviene del latín quaternos con el prefijo quaterni ‘cuatro’. Cuadernillo es cada pliego que se dobla en forma de cruz o en cuatro, para ser incluido en un libro. Por lo tanto, la encuadernación es la unión de cuadernillos por uno de sus costados y unas tapas a modo de cubiertas.

Los tipos de encuadernación tienen por objeto procurar tres factores: conservación, fácil manejo y presentación artística y comercial. Antes del siglo XIX la encuadernación se hacía artesanalmente y era relativamente costosa, aunque muchos propietarios mandaban hacer a mano encuadernaciones refinadas o utilitarias. Con la industrialización los procesos se abarataron mucho y se desarrollaron nuevas técnicas para vender libros y publicaciones a un coste más bajo, con lo que se desarrollaron técnicas para encuadernar más sencillas, más rápidas y menos costosas. La idea era llegar a un mayor número de consumidores abaratando el producto.

En la comercialización de libros se distingue entre las encuadernaciones "en tapa" y "en rústica". La encuadernación en tapa también se llama encuadernación cartoné, mientras que a la encuadernación rústica también se le llama de tapa blanda. Ambos sistemas pueden consistir en distintos métodos en función de los materiales y la técnica empleada, pues se pueden utilizar encolados, cosidos o grapados o una combinación de estos sistemas. La encuadernación en rústica, en inglés conocida como paperback o softcover, es un tipo de encuadernación en la que el libro, cosido o pegado con cola, está forrado simplemente con una cubierta de papel o de cartón, generalmente fuerte pero a menudo flexible, y encolada al lomo. Si los pliegos forman cuadernillos y luego se cosen, se denomina encuadernación rústica cosida. Si no hay cuadernillos sino que las hojas van sueltas y se unen a las cubiertas directamente encoladas por su canto, se denomina rústica fresada.

El coste es menor en rústica fresada que en cosida. Si en vez de pegarse, tanto las hojas interiores como las tapas van simplemente grapadas, el coste es menor todavía. La encuadernación grapada es de varios tipos: la más sencilla consiste en una única grapa que fija las hojas del cuaderno y las tapas. Por esta misma razón, el papel en este tipo de libros suele ser de baja calidad, de pulpa de madera (pulp).

 

Texto de apoyo II/ El Idioma Español Rioplatense

 



El español rioplatense o castellano rioplatense es un dialecto del español hablado en Argentina y en Uruguay; también está dividido por países entre el español argentino y el español uruguayo. ​Su uso se extiende en la zona de la cuenca del Río de la Plata, por consiguiente en una extensa zona de Argentina y en la totalidad de Uruguay, y otras regiones aledañas. Centrada en las aglomeraciones urbanas siguientes: Buenos Aires y su área metropolitana, Montevideo, Rosario, La Plata, Mar del Plata, Santa Fe-Paraná y Bahía Blanca, cada ciudad con su correspondiente conurbano o área metropolitana. Estos son los focos poblacionales más importantes de la región, esta variante idiomática extiende su influencia cultural a zonas geográficamente distantes, sobre todo a través de los medios audiovisuales, en los que es el lecto estándar para Argentina y Uruguay. En las regiones que muestran lazos estrechos de comunicación con otros países —como las fronteras con el suroeste (occidente) de Bolivia, Paraguay o Brasil—, en que las influencias de otros idiomas, como el quichua, el guaraní, y el portugués —por ejemplo en el caso del norte de Urugua son notables, ha llegado a fusionarse con estos, creando distintas variantes. No obstante, en los sitios con una población relativamente estable desde antes de las oleadas migratorias de los siglos XIX y XX, es la forma más extendida del español en la región.

Yeísmo

Como el español en general, el español rioplatense es rico en alófonos. El más distintivo de los mismos, típico del grupo de dialectos del centro de Sudamérica, es, sin duda, el yeísmo; al igual que en la mayoría de las zonas del español peninsular y otros dialectos americanos, el español rioplatense perdió la distinción entre la antigua consonante lateral palatal aproximante representada por la grafía ‹ll› y la antigua consonante palatal aproximante representada por la grafía ‹y›.

Sin embargo, mientras en la península ibérica ambas se realizan normalmente como una semiconsonante [j] o su alófono [ʝ], en el Río de la Plata se desplazaron a una pronunciación postalveolar. Antiguamente, la pronunciación era predominantemente sonora (llamada "zheísmo"), [ʒ] o [dʒ], similar a la representada por la grafía j en francés y portugués; no obstante, desde el último cuarto del siglo XX se nota una marcada tendencia, arraigada en la población más joven, muy particularmente en Buenos Aires, Montevideo y Rosario, a preferir la sorda [ʃ] (llamada "sheísmo"), similar a la representada por la grafía ‹sh› en inglés.

Es importante aclarar que en áreas en que el rioplatense coexiste con otras variedades, tal como sucede en algunas partes del noreste de la Argentina, especialmente en la región guaranítica, la población diferencia entre la ll palatal lateral y la y. Esta misma distinción se da en zonas del noroeste argentino, como la provincia de Jujuy, en que se también se habla español andino.

Seseo

Como en la mayoría de las variedades del español fuera del centro y norte de la península ibérica, la rioplatense sesea, es decir, no desarrolló la consonante fricativa interdental sorda /θ/ que, en la mayor parte de España, es el valor de la grafía ‹c› o ‹z› y permite diferenciarla de /s/, escrita ‹s›. Esto provoca numerosos casos de homonimia que no existen en el español peninsular y ha inducido por lo tanto a modificaciones en el vocabulario.

La /s/, por su parte, aunque se considera nominalmente una consonante fricativa alveolar sorda [s] —de tipo dental, y no ápico-alveolar como en el norte de España— es extremadamente lábil en su segmentación, y tiende a asimilarse a los fonemas adyacentes. No es infrecuente que se aspire al final de la sílaba, sustituyéndose por una consonante fricativa glotal sorda [h] o aún una vocal sorda; así, ‹casco› se pronunciaría [kahko]. Alternativamente, al final de la palabra puede enlazarse con la vocal inicial de la palabra siguiente (Las Heras [la'seras]), una pronunciación considerada a veces más culta. La elisión total de la /s/ frente a vocal o final es más rara, y está limitada al habla más popular. La frecuencia de la aparición del fenómeno de la aspiración y su intensidad varía de acuerdo a las distintas zonas geográficas donde la variedad rioplatense es hablada, siendo más común y marcado en pequeñas localidades y áreas rurales, y menos común en las grandes urbes de la región (Buenos Aires y Montevideo).

Del mismo modo, otras fricativas y la consonante vibrante alveolar /ɾ/ pueden elidirse o aspirarse también en final de palabra, acentuando el ritmo de alternancias entre consonantes y vocales.

 

 


Textos de Apoyo I/ Vida de Gabriela Mistral


Gabriela Mistral, seudónimo de Lucila Godoy Alcayaga1​ (Vicuña, 7 de abril de 1889-Nueva York, 10 de enero de 1957) fue una poetisa, diplomática, profesora y pedagoga chilena. Por su trabajo poético, recibió el premio Nobel de Literatura en 1945. Fue la primera mujer iberoamericana​ y la segunda persona latinoamericanan ​ en recibir un premio Nobel.

 Nacida en una familia de recursos modestos, Mistral se desempeñó como profesora en diversas escuelas y se convirtió en una importante pensadora respecto al rol de la educación pública, llegó a participar en la reforma del sistema educacional mexicano.​ A partir de la década de 1920, Mistral tuvo una vida itinerante al desempeñarse como cónsul y representante en organismos internacionales en América y Europa.

 Como poetisa, es una de las figuras más relevantes de la literatura chilena y latinoamericana. Entre sus obras destacan Desolación, Tala y Lagar.​

 Hija de Juan Jerónimo Godoy Villanueva, profesor y poeta de ascendencia española, natural de San Félix,​ y de Petronila Alcayaga Rojas, también de ascendencia española.​ Sus abuelos paternos, oriundos de la actual región de Antofagasta, fueron Gregorio Godoy e Isabel Villanueva; y los maternos, Francisco Alcayaga Barraza y Lucía Rojas Miranda, descendientes de familias propietarias de tierras del valle de Elqui. Por el lado de su madre, Gabriela Mistral tuvo una media hermana mayor, Emelina Molina Alcayaga, hija de Rosendo Molina Rojas, quien fue su primera maestra. Por el de su padre, habría tenido otro hermanastro, llamado Carlos Miguel Godoy Vallejos.

 Aunque su padre abandonó el hogar cuando ella tenía unos tres años, Gabriela Mistral lo quiso y siempre lo defendió. Cuenta que «revolviendo papeles», encontró unos versos «muy bonitos». «Esos versos de mi padre, los primeros que leí, despertaron mi pasión poética», escribió.​

Sinónimos en el Idioma Español

  Los sinónimos son dos o más palabras que se escriben diferente pero expresan lo mismo o casi lo mismo. Por ejemplo: elevar/subir, veloz/rá...